El alcalde de Villarrica, Pablo Astete, valoró la aprobación del plan para descontaminar la cuenca del lago. Con la implementación de nuevas medidas para su resguardo, la autoridad dijo que “lo más importante viene ahora”.
Se trata de una resolución del Comité de Ministros para la Sustentabilidad, que es la primera a nivel nacional en establecer una hoja de ruta para la descontaminación de un ecosistema acuático, fundamentalmente centrada en reducir la cantidad de nutrientes generados por la actividad humana.
Sobre el nuevo instrumento, el alcalde Astete manifestó que “lo más importante viene ahora, porque tenemos que de alguna forma implementar un plan de acciones concretas. Eso lo vamos a hacer en conjunto con el Ministerio de Salud, de Medio Ambiente y particularmente con las entidades que participaron cuando construimos este anteproyecto para el plan de descontaminación”.
“Como municipio tenemos que velar para que el alcantarillado, por ejemplo intercomunal, vaya mejorando y ojalá tener un colector intercomunal. También respecto a los canales interurbanos, donde necesitamos intervenir para evitar la contaminación del lago. Una serie de medidas, por lo tanto, ahora necesitamos el apoyo del gobierno, del Estado más bien, para implementar estas medidas que significan costos altos”, añadió el jefe comunal.
Medidas del plan de descontaminación
El principal desafío del plan recientemente aprobado es lograr recuperar los niveles de calidad del agua medidos en las Normas Secundarias de Calidad Ambiental para la Protección de las Aguas Continentales Superficiales del Lago Villarrica, que datan del año 2013.
Para ello se debe bajar la concentración de nutrientes como el fósforo y el nitrógeno, que potencian el florecimiento de cianobacterias, que en los meses de verano tiñen el agua de color verde y pueden significar daños a las personas.
Tomando esto en consideración es que se establece una norma de emisión de carga anual de nutrientes por parte de las pisciculturas, regulaciones a las plantas de tratamiento de aguas servidas y un programa de soluciones sanitarias para viviendas rurales.
A ello, se suma la forestación y restauración de especies nativas en la ribera de la cuenca, junto con programas de fiscalización, capacitación para un turismo sustentable, una red de monitoreo de fuentes difusas de contaminación o la actualización del inventario de emisiones, entre otras.