Este 16 de abril se conmemora el Día Mundial de la Voz, una fecha que nos invita a reflexionar sobre si somos realmente conscientes del impacto que ésta tiene en nuestra salud, siendo una importante y fundamental herramienta de la comunicación humana. La voz no es sólo un medio de expresión junto con las palabras: es también un recurso que nos permite manifestar emociones, conectar con los demás y desenvolvernos en diferentes contextos de nuestra vida.
Un problema que aqueja a muchas personas en el mundo, fácilmente prevenible pero escasamente atendido a tiempo, son las disfonías de origen funcional, las que habitualmente encienden las alertas recién cuando están avanzadas, lo que dificulta un tratamiento oportuno. Éstas son comparables a sentir una molestia en una rodilla que nos impide caminar con tranquilidad, ya sea porque nos duele, nos incomoda o no nos rinde como queremos. En estas disfonías no hay un daño anatómico concreto, sino un desbalance en los músculos involucrados en la fonación.
Las alteraciones vocales son más comunes en personas que utilizan su voz como herramienta de trabajo, como profesores, locutores, actores, comerciantes y cantantes, aunque cualquier persona que abuse de su voz puede desarrollarlas. Los síntomas incluyen ronquera, fatiga al hablar, tensión en el cuello y garganta, cambios en la calidad de la voz y sensación de esfuerzo persistente por más de cinco días consecutivos. A pesar del impacto en las actividades diarias, el desconocimiento y la normalización de una voz disfónica dificultan la prevención y la rehabilitación.
Es común escuchar a docentes quejarse de fatiga vocal al finalizar su jornada laboral o a locutores y cantantes que sienten que su voz pierde brillo con el tiempo. En algunos casos, las personas se resignan a vivir con esa voz afectada sin saber que, dándole cuidados adecuados, podrían recuperar una fonación saludable. Además del impacto físico, una disfonía puede generar frustración y ansiedad, así como afectar la autoestima y economía de quienes la padecen. Así, es fundamental desmitificar la idea de que una disfonía es algo normal en ciertos trabajos y promover una cultura del autocuidado vocal desde la infancia.
En este día, nuestro llamado es a evaluar la cultura existente sobre el uso y mal uso de nuestra voz. Podemos aplicar estrategias sencillas y efectivas para cuidar nuestra voz, como realizar pausas en el habla durante largas jornadas, potenciar la respiración diafragmática, evitar la tensión en el cuello, mantener una hidratación adecuada, no gritar o forzar la voz en ambientes ruidosos, reducir el consumo de irritantes como el tabaco y acudir a un especialista ante los primeros signos de alteración vocal.
Aunque existe vasta información al respecto, la educación en salud vocal sigue siendo una barrera importante. Fomentar campañas de concienciación, capacitaciones en el uso saludable de la voz y accesibilidad a tratamientos oportunos se convierte en una necesidad urgente. Si se estima que al menos un 30% de la población experimentará algún problema vocal en su etapa adulta debido al uso inadecuado de la voz, ¿es necesario que esta estadística siga en aumento para que realmente tomemos conciencia de su importancia? No dejemos pasar la oportunidad de que este día conmemorativo sea la ocasión para promover hábitos saludables que nos permitan seguir comunicándonos con claridad y bienestar a lo largo de nuestras vidas.
Bárbara Manquelaf Jaramillo, Estudiante Cuarto Año Carrera de Fonoaudiología.
Miguel Sepúlveda Contardo, Docente Instructor y Coordinador Unidad de Voz,
Carrera de Fonoaudiología, Universidad Autónoma de Chile, Sede Temuco.